viernes, 4 de diciembre de 2015

WhatsApp


Recuerdo el primer día que oí hablar de este invento.

Entraba a una tienda de telefonía móvil y una dependienta, muy rubia, estaba bastante entretenida dándole al dedito.

Iba a recoger mi primer iPhone y estaba a punto del infarto, viendo a esa mujer que, mientras nos atendía, echaba una mirada a su pantalla y soltaba una risita. Pensé: "que coño estará haciendo esta persona, que se deje de historias, por favor, y me de el teléfono".

Le pregunté al que por entonces era mi novio y su respuesta fue: "es un Messenger gratis en el teléfono". Oh Dios mío!!! Qué me estás contado!!!

Así que feliz de la vida salí de allí con mi teléfono y todas las aplicaciones ( habidas y por haber) descargadas.

Y como todo, lo poco gusta y el exceso agota.

No es ni medio normal que, durante las 24 horas del día, esté pendiente del móvil, los mensajes, los whatsapp y su puta madre, que esto no es vida, señores!!!

6 personas alrededor de un café y no nos miramos a la cara porque cada uno está pendiente de las 11 conversaciones que lleva a la par, en los 11 grupos diferentes que se crearon, para vacaciones, para una cena, para la quedada, con los del trabajo, con la familia, con las madres del cole y con los primos de Albacete. En fin, un estrés.

Lo más probable es que compartas gente en esos 11 grupos y claro, las fotos, los chistes, las noticias, los enlaces te llegan 3, 4, incluso 11 veces... De locura, en serio.

Cuánto amor se respira cuando ves una pareja en un bar cada uno con su móvil intercambiando 0 palabras o cuando tienes una cita y tanto él como tú estáis más pendientes del móvil que de otra cosa... Interés, por los cojones.

Lo peor de todo es que los grupos de Whatsapp, son como una secta.

Todo el mundo entra de motu proprio más felices que una ensalada de perdices pero... ojo! cuando te quieres ir. Eso, es otra historia.

Y es que, parece ser, que salir de un grupo es un acto en el que se debe pedir audiencia al rey, se debe meditar seriamente con la almohada y debatir con los dioses del universo.
Que digo yo...que si te quieres ir, te vas no?? Sin más. Dar vueltas buscando excusas, cuando lo que realmente te apetece es pirarte, me parece de lo más absurdo.

La situación perfecta para abandonar un grupo es mosquearse, escribes la última frase, te quedas como dios y das a salir/borrar/eliminar que sería, lo que viene siendo de toda la vida de dios, el típico melenazo y portazo con todas tus fuerzas.

Dependencia absoluta  es lo que se vive en el cortijo de Macho Camacho pero es que.... Nos reímos tanto y nos hacemos tanta compañía que no me imagino una vida sin ellos.












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